¿Hace cuánto que no te permites jugar? ¿Cuándo fue la última vez te maravillaste con algo? ¿Qué harías su pudieras volver a tu infancia?
El niño interior es un concepto nacido de la terapia Gestalt. Para la Gestalt, el niño interior es la estructura psicológica más vulnerable y sensible de nuestro “yo”. Se forma fundamentalmente a partir de las experiencias, tanto positivas como negativas, que tenemos durante los primeros años de la infancia.
Dependiendo del tipo de experiencias y de cómo las interiorizamos, el niño interior puede ser una “personita” alegre, optimista y sensible o, por el contrario, alguien temeroso de la vida, enfurruñado e irascible.
Conectar con nuestro niño interior es algo más que recordar el pasado, se trata de permitirnos experimentar el mundo y nuestras emociones de una forma un poco más pura, por decirlo de alguna manera.
El niño interior es sinónimo de alegría, creatividad e imaginación, pero también de miedos, angustias y desconcierto
Este niño, con sus luces y sombras, se refleja en muchos de nuestros actos cotidianos y en las decisiones que tomamos, de ahí la importancia de conectar con esta parte de ti misma, así que te compartimos 10 consejos para que dejes salir a tu niño interior.
Deja salir a tu niño interior a través de alguno de estos métodos que aquí te sugerimos.
1. Recuerda cómo eras de niñ@ y lo que querías
Atrévete a hacer un ejercicio de introspección y recuerda cómo eras de niño, los programas que te gustaban, a qué te gustaba jugar, qué es lo que más extrañas y más. Con esto, traerás a tu mente aquellas memorias que tenías guardadas en un cajón.
Parte inicial del proceso es recordar quién eras y a dónde creías ir
2. Deja ir el pasado
Para dejar salir a tu niño interior es importante sanar las heridas, dejar atrás viejos resentimientos y enojos. Quizá sea algo difícil, pero es indispensable aprender a perdonar para que esa mirada al pasado no tenga que ser necesariamente dolorosa.
Puede ser que con este viaje atrás ganes claridad y perspectiva sobre ti, tu futuro
3. Cumple ese sueño que abandonaste
¿Qué es aquello que siempre quisiste hacer, pero no pudiste? Si dentro de tus deseos estaba ser el mejor chef del mundo o rescatar a todos los perritos de la calle, anímate a trabajar en ello. Pregúntate por qué lo dejaste y por qué no lo has hecho.
Nunca es tarde para iniciar tu sueño. Inscríbete a un taller de cocina o colabora con una asociación de cuidado animal
4. Vuelve a jugar
El juego es algo que como seres humanos tenemos dentro. Nuestras habilidades lúdicas pueden estar muy despiertas cuando somos niños y a medida que crecemos van cambiando o dejando de ser prioridad. Jugar con otros niños, nos ayudan a reforzarlas y a dejar salir ese niño que tenemos dentro.
Anímate a jugar con tus hijos, sobrinos o primos
5. Permítete maravillarte con algo
Los niños tienen esa genuina capacidad de asombro con aquello que ven, desde una simple gota de lluvia hasta las olas del mar.
Date permiso de maravillarte con algo, un árbol enorme, aplastar las hojas secas, contemplar una hermosa roca o disfrutar de las plantas y flores
6. Déjate consentir por tus papás
El lazo padre/madre-hij@ tiene un lugar muy importante para el ser humano, sobre todo en la infancia. Si tienes el privilegio de tener a tus padres y madres, disfrútalos, déjate consentir y volver a sentir esa protección de ellos.
Ser un adulto no significa que no puedas seguir siendo el bebé de mamá por un día
7. Haz algo espontáneo y creativo
Si debes hacer labores en casa, pon música y anímate a bailar mientras las haces, cambia el color de las paredes de una habitación y pinta algo diferente, prepara un platillo nuevo, organiza una guerra de almohadas, construye un fuerte entre cojines.
Al menos por un día, no temas ensuciarte, comer más calorías de lo normal o hacer de la sala un desastre
8. Cómprate un juguete
¿Hace cuánto que no entras a una juguetería? ¿Qué juguete siempre deseaste, pero nunca tuviste? Anímate a comprarlo y recuerda qué era lo que tenía de especial.
Cúmplete un gusto. Hazlo por esa niña que fuiste. Se lo merece
9. Diviértete como un niño
Al menos por un día, desconéctate del trabajo, olvídate del jefe o de las presiones cotidianas y diviértete. Ve a un parque de diversiones, juega en los columpios, anímate a saltar avioncito con tus hijos o sobrinos…
Haz lo que desees, pero revive esa satisfacción única de sentirte niñ@ otra vez
10. Ámate incondicionalmente
Si hay algo que es seguro y que todos los niños necesitan es amor. Aprende a abrazar a tu niña interior, déjala expresarse libremente, cuídala, protégela y mímala, pues es quizá el mejor vehículo para sentirte pleno, seguro y feliz.